A menudo la gente que experimenta problemas o dificultades en algún momento de su vida, los cuales están provocando ansiedad, tristeza, trastornos del sueño o dificultades en diversas áreas… se encuentran en el dilema de decidir qué tipo de intervención es la mejor en estos casos: Farmacología o Terapia Psicológica.
En la actualidad, el modelo imperante en el servicio médico público para la atención de los problemas psicológicos es eminentemente médico, es decir, el tratamiento habitualmente prescrito es basado en psicofármacos, pero no suele prescribirse una atención de carácter psicológico, que sería la verdaderamente indicada, dadas las características de estos problemas.
Cuando una persona acude a consulta de Atención Primaria por problemas de ansiedad o depresión (por poner dos ejemplos), lo normal es que esta ansiedad o depresión esté relacionada con las circunstancias que rodean la vida de esa persona y con el modo en que dicha persona está haciendo frente a esas circunstancias. Es decir, los problemas psicológicos, aparecen en un momento en que la persona no está sabiendo adaptarse o hacer frente adecuadamente a ciertas circunstancias de su momento vital, o el modo en que las está haciendo frente está siendo inadecuado, derivando de ello síntomas de ansiedad y estados depresivos.
Sin embargo, dichos estados no responden a una enfermedad, es decir, no tienen un origen biológico (pese a que se acompañen de ciertos cambios fisiológicos y tengan también secuelas físicas y para la salud). El origen de esos trastornos es eminentemente psicológico, esto es, fruto del tipo de interacción que la persona (con sus habilidades de afrontamiento) establece con su entorno (con las dificultades o demandas que éste plantea). Si en ese proceso de interacción constante la persona logra una adecuada adaptación, no aparecerán problemas que deterioren su bienestar emocional, pero si el afrontamiento que la persona hace no consigue la plena adaptación a sus circunstancias de vida (hay algún punto de conflicto o de malestar), aparecerán alteraciones emocionales y frecuentemente también físicas (pues lo emocional y lo físico están inevitablemente interrelacionados).
Una vez que la persona ha identificado un problema y decide buscar ayuda para su tratamiento, surge un nuevo conflicto: Por un lado está la alternativa psicofarmacológica (a base de antidepresivos, ansiolíticos o hipnóticos para dormir)… y por otro lado está la alternativa psicológica (basadas en la identificación de las dificultades que está teniendo la persona y el aprendizaje de recursos para hacerlas frente con ayuda del psicólogo).
La psicofarmacología tiene la ventaja de que es un tratamiento más rápido y exige poco esfuerzo a la persona, más allá de tomar la pastillaprescrita a las horas pautadas. La terapia psicológica requiere algo más de tiempo y esfuerzo pero tiene sus ventajas respecto a la farmacología. Los argumentos en defensa de la intervención psicológica están cobrando cada vez más fuerza a la luz de los datos que están apareciendo y repasamos brevemente los principales:
La intervención psicofarmacológica se limita a la toma de pastillas, sin embargo una pastilla, aunque pueda modificar ciertos síntomas en un momento dado, a medio-largo plazo no modifica las circunstancias de vida que la persona no está sabiendo afrontar, ni enseña nada a la persona sobre cómo hacerlas frente, por lo que finalizada la toma de medicación, la situación puede seguir en el mismo punto y la persona seguir careciendo de las mismas capacidades. Esto hace más probable el mantenimiento y la cronificación de los problemas, así como las recaídas, pues la persona no habrá aprendido nada sobre el modo de afrontar ese tipo de situaciones. (Puede encontrarse más información sobre el tema en: La Psicofarmacología está en crisis, La tendencia a recetar fármacos cuestiona la calidad de la asistencia)
- Cada vez son más los datos que salen a la luz sobre la falta de evidencia de la eficacia de los psicofármacos. Pese a que hay muchos medicamentos comercializados, lo cierto es que aún se desconoce exactamente su mecanismo de acción y la eficacia sobre los trastornos para los que están indicados, despierta serias dudas. Esto ha hecho que algunos psiquiatras estén empezando a ser muy críticos con su propia disciplina, denunciando los dudosos resultados de la investigación en psicofármacos y que muchas veces prevalece el interés económico que acompaña a la comercialización de fármacos, sobre la eficacia real para el paciente.
De manera opuesta, los Tratamientos Psicológicos basados en la evidencia, cada vez están recibiendo un mayor apoyo por parte de la comunidad científica. Estos tratamientos además de estar mejor indicados para la naturaleza del problema (si la personas no está sabiendo afrontar alguna situación, lo ideal es que se le dé pautas para que aprenda a llevar mejor esa situación y así encontrarse mejor), están demostrando ser más exitosos y más económicos a largo plazo. (Puede encontrar más información aquí: Las Terapias psicológicas son eficaces y rentables: Resolución de la APA, Los tratamientos psicológicos funcionan: Nueva campaña de la APA)
- Son más exitosos porque permiten a la persona aprender estrategias de afrontamiento y empezar a hacer cosas de manera activa para superar la situación (frente a la pasividad de la pastilla). Este aprendizaje queda en la persona y le ayuda a estar más preparado para afrontar situaciones difíciles futuras, minimizando la probabilidad de recaídas.
- Son más económicos porque a largo plazo, y por los motivos señalados: la cronificación del problema es menor, pues la persona aprende los recursos necesarios para superar el problema, más allá de poner un mero “parche” a la sintomatología. Por lo que, aunque al principio haya que dedicarle más sesiones, la persona saldrá fortalecida y con menor riesgo de recaer (pues ya sabrá cómo puede actuar).
- Frente a los efectos secundarios que tiene la medicación, los efectos secundarios de la terapia psicológica pueden ser (como se verá en el vídeo que se enlaza a continuación) un mejor estado anímico, una mayor seguridad, una mayor autoestima… ¿Parece que merecen la pena no?
La terapia psicológica puede ser de entrada más costosa y requerir más tiempo, pero sin duda, los beneficios superan a los costes, si el propósito es superar un problema psicológico. La comunidad científica y los profesionales de la salud, cada vez están siendo más conscientes de las ventajas de la intervención psicológica y de la necesidad de introducir modificaciones en el sistema de salud, para garantizar una asistencia más idónea para estos problemas, a la luz de las limitaciones que plantea la simple medicación. Puesto que no todo el mundo tiene acceso a estos recursos de manera privada, el sistema de salud debe proporcionar esta alternativa a los afectados (y más cuando el ahorro económico también lo justifica).
Pingback: Los psicofármacos y el modelo de salud mental en tela de juicio (Psiquiatría y Psicofármacos Parte 2) | Miriam Rocha Díaz
Pingback: Jornada Psicología Clínica en Atención Primaria (19-Nov-2012) | Miriam Rocha Díaz
Pingback: El Psicólogo como Profesional de la Salud | Miriam Rocha Díaz