“Si no lo hace, es que no me quiere”

“Si de verdad me quisiera no actuaría así”, “Debería saber lo que necesito”, “Cuando se quiere a alguien de verdad, los detalles salen solos”, “Debería saber cómo me siento”, “Debería hacerlo sin tenérselo que pedir”, “Parece que lo hace para molestar”….

Todas estas son frases que los psicólogos escuchamos frecuentemente en consulta cuando abordamos asuntos de pareja, y no necesariamente de pareja… Muchas veces nos quejamos en estos términos del comportamiento del otro. Tú mismo puedes haber pensado o dicho algo parecido en alguna ocasión o haberlo escuchado en tu entorno cercano.

Las afirmaciones anteriores pueden ser indicativo en algunos casos de la presencia de un problema en la pareja o el germen del mismo: Deseos y necesidades de alguna de las partes que no se sienten satisfechas por la otra parte; cosas que molestan del otro… Todo ello podría conducir a un descenso de la satisfacción en pareja y a un deterioro de la relación si no se ataja.

deterioro

¿Cuál es la base de las afirmaciones anteriores?: Todas ellas aluden a una situación de partida. Algo que se espera de la pareja, pero que no sale de ésta de manera espontánea, sin embargo, se da por hecho que el otro debe conocer cómo nos sentimos, qué necesitamos, qué preferimos o que esperamos de él en cada momento, si bien, esto es IMPOSIBLE.

¿Cuándo aparece el problema?: Cuando a esa exigencia hacia el otro (irracional, por lo poco realista que es) de que sepa actuar según lo que esperamos de él en cada momento, se suma la conclusión (también irracional) de que “si no lo hace es porque no nos quiere realmente” “o porque no le importamos”. Estas creencias provocan muchos conflictos y focos de malestar e insatisfacción en la pareja, pues en la medida en que interpretas la ausencia de ciertos comportamientos del otro, que a ti te gustaría que se dieran (o la presencia de algunos que te resultan molestos) como una falta de interés o sentimientos hacia ti, o incluso como una intención de molestarte y hacer daño, las emociones que aparecen en esos momentos son muy dañinas para uno mismo y para la relación.

Es importante aprender a manejar este tipo de situaciones de forma que no deterioren la relación y nos causen un malestar innecesario, o incluso aprender a utilizar esos focos de malestar en nuestro favor, para mejorar y fortalecer la relación, para emprender cambios que la puedan hacer más satisfactoria.

1. Buscar explicaciones racionales y descartar las creencias irracionales: Las creencias tipo “Si me quiere debería salir de él/ella”, “Si me conociese, debería saber cómo me siento”, “Si le importase lo haría”son irracionales. Nadie tiene por qué saber cómo se encuentra el otro, qué necesita o le apetece en un momento dado, qué le molesta… a menos que el otro se lo diga o haga saber de alguna manera, a menos que haga una petición o pida que preste atención a algo. Por ejemplo: Si echas en falta más muestras de cariño de tu pareja porque sientas que éstas han disminuido con el tiempo, no te quedes en el pensamiento “si no es cariñoso/a es porque ya no le gusto tanto, si me quisiera le saldría solo”. Ten en cuenta que las razones por las que los “cariños” han disminuido pueden ser muchas y la mayoría de las veces no intencionadas y pasadas por alto por la persona.comunicación pareja2. Expresar y pedir al otro: El mero hecho de poner en conocimiento del otro una “necesidad” o deseo (ej. Más muestras de cariño en los momentos en que estemos juntos), puede favorecer que el otro tome conciencia de una cosa importante para su pareja (a la que quiere) que se le estaba escapando y de esta manera, se da la posibilidad de hacer un cambio. Si algo no se dice, el otro no puede conocerlo por “ciencia infusa”. Ni tú ni tu pareja tenéis un lector de mentes. ¡Hagamos un poco de autocrítica! A nosotros mismos se nos pueden pasar muchas cosas del otro, simplemente porque no somos el otro. No hay intenciones negativas subyacentes, ni tampoco hemos dejado de querer al otro, es solo que es muy difícil tener conocimiento absoluto del otro, de sus estados, de sus preferencias… y más difícil si éstas no son expresadas en ningún momento…

3. “Cada persona es un mundo”: Esta expresión popular no puede venir más al caso, pues ciertamente, lo que para cada cual es deseable, necesario, importante, o molesto, la forma en la que cada uno cree que debería actuar su pareja, las preferencias y los modos de hacer las cosas… son producto de la historia de vida de cada uno y como ésta es exclusiva y diferente para cada persona, es poco realista esperar un ajuste y una reciprocidad absoluta con nuestra pareja en todo.encaje_relacion_pareja4. El ajuste de la pareja se construye en el día a día: La convivencia en pareja es producto de un proceso de adaptación que requiere conocimiento mutuo y este conocimiento solo es posible si se ponen en común los deseos, necesidades, preferencias y desagrados de cada una de las partes. Sólo así el otro puede conocer a quien tiene al lado, tomar conciencia de cómo repercute al otro su propia conducta y hacer un esfuerzo de cambio.

5. Saber ceder: Además, en una relación de pareja no todas las cosas tienen la misma relevancia, por lo que también es importante discriminar que cosas debemos transmitir a la pareja (ej. Cuando algo es una necesidad importante o cuando algo molesta mucho), y qué cosas podemos tolerar o pasar por alto. Hay que tener en cuenta que es muy difícil tener al lado a una persona “echa a nuestra medida”. Lo importante es que ambos sepamos encajar en el mismo “traje” que es la convivencia, sin que éste reviente.

Si no lo hace no me quiere-PB

 

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Acerca de Miriam Rocha Díaz

Psicóloga Colegiada: M-24220. Trabajo como psicóloga de Adultos, Adolescentes y Niños en ITEMA (Instituto Terapéutico de Madrid) y soy tutora del Máster en Terapia de Conducta del mismo centro. Para más información, consultar: Datos de Contacto: Teléfono ITEMA (Instituto Terapéutico de Madrid): 914357595 Email Profesional: rochadiaz.m@gmail.com Web ITEMA: http://www.itemadrid.net/ Más datos sobre mi: Licenciada en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid y Máster en Terapia de Conducta en ITEMA (Instituto Terapéutico de Madrid). He colaborado en diferentes líneas de investigación en los Departamentos de Psicología Biológica y de la Salud y Psicología Social de la UAM.
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3 respuestas a “Si no lo hace, es que no me quiere”

  1. isabel hernandez dijo:

    Me parecen muy interesantes las ideas y razonamientos realizados sobre la convivencia, tambien muy acertados, hay que pedir para recibir!!.

  2. isabel hernandez dijo:

    Cuantas veces decimos me siento mal? Ayudame! Toma mi mano!

  3. Pingback: Lo más visitado del 2016 | Miriam Rocha Díaz

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