El modo en que nos sentimos no es azaroso, sino que responde a una serie de factores personales y del contexto que influyen y explican esa manera subjetiva de encontrarnos. Todo nuestro comportamiento, incluyendo la manera de sentirnos, reaccionar, actuar y pensar, es producto de nuestra interacción con el entorno, es decir no actuamos, sentimos o pensamos en el vacío, sino en respuesta a un ambiente en el que nos desenvolvemos, con el que participamos, y que por tanto, nos presenta situaciones y experiencias que no nos dejan indiferentes: interpretamos los hechos, nos emocionamos y actuamos ante ellos, y lo hacemos de un modo diferente según la persona.
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