La queja continua termina siendo muy dañina para el que las emite y muy desagradable y cansina para nuestro entorno. No siempre todo puede estar a nuestro gusto o sernos favorables, pero la queja, lejos de solucionar las cosas, incide en la parte negativa de la situación, la incrementa, la remueve, pone el problema en el centro de nuestra atención. La queja, en lugar de distanciarnos del problema, lo acrecienta y “le echa leña” desde una actitud de víctimas pasivas.
Cuando nos quejamos simplemente asumimos un papel pasivo hacia lo que pasa, optando por regodearnos. Esto no ayuda a solucionar el problema ni a sentirnos bien. Ante un problema existen dos alternativas: 1) Tratar de solucionarlo o de afrontarlo de una forma constructiva o 2) Quejarnos por su existencia sin intentar hacer nada al respecto, convirtiéndonos en unas víctimas del mismo. Ciertamente hay cosas que no tienen solución, pero ni siquiera en esos casos la queja es la mejor opción.
¿Por qué nos quejamos?
La queja cumple una función: Nos ayuda a poner en palabras nuestro malestar y es una vía de desahogo, que muchas veces consigue la atención de los otros y su empatía, ayuda o consuelo. Puntualmente puede sernos de ayuda para exteriorizar nuestro malestar pero cuando se convierte en constante nos recrea una y otra vez en el problema, además de llegar a resultar cansado y deprimente para los que las escuchan.
¿Qué efectos tiene la queja continua?
Cuando hablamos de un problema lo traemos al presente de forma recurrente, haciendo que también afloren recurrentemente las emociones negativas asociadas a él. Por ello, cuanto más presente lo tengamos en nuestras conversaciones más nos afectará. Así mismo, a nadie le agrada estar con gente que solo habla de lo negativo porque se termina contagiando ese halo pesimista. Los “quejicas” y agoreros tienden a generar cierto rechazo en su entorno.
Eliminar la queja… ¿Cómo lograrlo?
1. Menos queja y más solución: Deja de darle tantas vueltas al problema y de quejarte tanto por lo que no te gusta. Piensa si hay algo que puedas hacer para mejorar la situación. Si puedes hacerlo, hazlo, y si no, el recrearte sólo te reportará malestar.
2. Cárgate de lo positivo: Tanto si tienes un problema como si no, siempre es beneficioso dirigir la atención a los aspectos positivos de nuestra vida (que siempre podemos encontrar alguno). Si hay cosas que no podemos modificar, ¿De qué sirve recrearse en ellas?.
3. Rodéate de gente que sume: Procura estar con gente que te haga sentir bien. Eso no quiere decir que nunca se pueda hablar de problemas o cosas negativas, pues forman parte de la vida, pero que no se conviertan en el único y constante tema de conversación.
4. Da espacio a las cosas que te hagan sentir bien: En tus conversaciones y en tu vida, busca tiempo para aquello que te provoque emociones positivas y te distraiga de los problemas.
VÍDEO
Las Quejas: ¿Por qué nos quejamos y cómo impedir que nos amarguen?
Excelente artículo 😉
Enviado desde mi Windows Phone
________________________________
Pingback: Lo más visitado del 2016 | Miriam Rocha Díaz
Hay que ser valientes y afrontar la responsabilidad del momento.Gracias por compartir. Un abrazo
Pingback: ¿Cometes estos errores psicológicos comunes? - Psicocode