En este post buceamos en la fisiología, neuroquímica y psicología del enamoramiento. Sigue leyendo para saber más sobre qué es el amor y la pasión y qué hacer para que no se apague la «chispa». Te lo cuento también en este vídeo de mi Canal de Vivlium: Psicología para el Día a Día: (Vídeo: La maquinaria del enamoramiento)
Todos hemos sentido alguna vez esa “chispa”, ese cosquilleo en el estómago cuando alguien nos atrae o cuando se está comenzando la relación con alguien… pero como todos sabemos esas sensaciones tan pasionales que se experimentan en los comienzos de la pareja no suelen durar eternamente… o al menos, al mismo nivel de intensidad. ¿A qué se debe todo esto?
Buceando en el enamoramiento:
Al margen de los factores psicológicos y culturales, que juegan su papel a la hora de elegir pareja, la fase de enamoramiento tiene un gran correlato biológico. En los inicios de la relación, cuando sentimos atracción por alguien, nuestro cerebro está segregando gran cantidad de neurotransmisores y hormonas que explican esa intensidad emocional. Se ha demostrado que durante esta fase se segregan neurotransmisores como la dopamina, que activa los circuitos cerebrales relacionados con el placer, la motivación, el impulso, los deseos… Circuitos que curiosamente también se activan en las conductas adictivas…
La atracción, el deseo y la pasión que se suele experimentar en las primeras etapas son un mecanismo muy primario, heredado de la selección natural y muy relacionado con el instinto de supervivencia. Se activa la motivación para conseguir algo que garantizará la perpetuidad de nuestros genes, y por ello se dan una serie de cambios en nosotros que despiertan el deseo sexual. Pero también deseamos tener junto a nosotros algo que nos gusta y nos atrae, un estímulo que nos proporciona placer y del que queremos disfrutar (más allá de la procreación).
Estos cambios son generalizados a todos los humanos y se han constatado también en otras especies. Los investigadores explican que el enamoramiento humano derivó de un mecanismo de supervivencia primario, el de apareamiento. Por eso, esa pasión o “chispa” inicial se experimenta tan intensa e instintiva. Se trata de un sistema de “búsqueda de pareja”… aunque todo esto pueda sonar poco romántico.
Pero… en el amor ¿es sólo biología?
¡¡Desde luego que no!! En el proceso de enamoramiento no todo es biología y sustrato neurológico (así como no lo es la tarea de mantener el amor “vivo”). El aprendizaje, lo psicológico, juega un papel fundamental en este proceso, pues son nuestras experiencias en el entorno, con las personas, las que ponen en marcha todo el sustrato cerebral. Está claro que no nos enamoramos de cualquiera, por lo que algo más tendrá que ocurrir para que se ponga en marcha todo ese mecanismo neuro-hormonal.
Para que todas esas sustancias y circuitos se activen es necesario primero tener contacto con un estímulo, en este caso una persona, que nos atrae y con la que empezamos a tener experiencias e interacciones satisfactorias, que nos hacen disfrutar y querer pasar más tiempo con ella. Esta persona se convierte en un estímulo apetitivo o “reforzante”, como decimos los psicólogos… y aquello que agrada, queremos mantenerlo cerca, queremos repetir de ello… Ahí ya están las hormonas haciendo de las suyas (Las hormonas plasman a nivel cerebral lo que está teniendo lugar en el exterior: Dos personas compartiendo tiempo y disfrutando de ello).
Pero… en el amor ¿es sólo un mecanismo de supervivencia?
Si bien, en su inicio, estos mecanismos tuvieron como fin la reproducción, la evolución ha ido complejizando el proceso. La especie humana ha ido desarrollando una cultura que ha ejercido su influencia en los procesos de búsqueda y establecimiento de la pareja, de manera que el cortejo ya no tiene como único fin el reproductivo. A lo largo de la historia de la especie humana se ha ido configurando toda una cultura en torno al amor y las relaciones y se han transmitiendo muchas ideas y concepciones que sin duda, influyen en cómo se establecen y gestionan las relaciones de pareja.
El amor y las relaciones humanas son muy sofisticadas y no son reductibles al papel que juegan unas cuantas hormonas. Esa intensa pasión inicial suele tener fecha de caducidad. La “chispa” se va haciendo menos intensa a medida que la relación se va estabilizando y nos habituamos a la persona que tenemos al lado y al tipo de hábitos que hemos establecido con ella. Además cuando comienza la convivencia y se establece un compromiso más sólido aparecen factores que pueden tensar la relación más allá de la biología (tensiones laborales, monotonía en los planes, responsabilidades como padres, el reparto de tareas cotidianas…). Del modo en que manejemos todos estos factores dependerá la calidad de la relación de pareja.
¿Y si se apaga la “chispa”…?
Aunque esa “chispa” no se perciba tan intensa no quiere decir que el amor y el cariño se acaben. Del mismo modo que esa chispa surge a partir de un conjunto de experiencias positivas con esa persona, es posible hacer cosas para que la vida con nuestra pareja siga siendo agradable y estando cargada de emociones y experiencias positivas. En el mantenimiento del amor influyen cosas como las experiencias compartidas, las muestras de afecto, las relaciones sexuales, la buena comunicación, la capacidad de entendimiento, la habilidad para resolver los problemas cotidianos… que podemos cuidar y trabajar.
El cuidado de la relación no podemos dejarlo en manos de las hormonas, confiando que hagan espontáneamente su papel. El amor es algo que hay que construir y alimentar. Es algo que depende de los dos miembros de la pareja y de lo que hacen día a día (lo que se evidencia en cambios de actividad cerebral). Como hemos visto antes, somos nosotros los que hacemos que sucedan cosas que activan “las hormonas y circuitos del amor”. Es imposible que las hormonas del placer y la satisfacción se segreguen si nosotros no hacemos algo que nos resulte placentero. Así que… ¡¡manos a la obra!! Se pueden hacer muchas cosas para mantener viva la chispa.
Hablamos de qué cosas podemos hacer para mantener en buen estado la relación de pareja en: Enamorarse a diario
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