Comidas Navideñas: Cómo gestionar situaciones difíciles

El viernes 20 de diciembre Olga Ayuso y yo hablamos en su programa de radio “Las perras de Pavlov” (Canal Extremadura Radio) sobre las Navidades y sus implicaciones (no necesariamente positivas para todas las personas). Nos centramos sobre todo en las cenas y comidas familiares que suelen tener lugar en estas fechas, y que no en todos los casos resultan planes igual de agradables para todos los participantes. De ahí el nombre del programa: “¿Cómo sobrevivir a tu familia en Navidad?”. Puedes escuchar el podcast del programa en este link.

Ciertamente, las cenas y comidas Navideñas aglutinan en ocasiones a muchas personas que pueden llevar mucho tiempo sin verse y que, pese a ser familia, no siempre tienen por qué tener buena relación o la misma forma de pensar sobre ciertos temas. Así mismo, no todo el mundo tiene el mismo sentimiento de unión familiar, ni a todos tiene por qué gustar por igual el acto de reunirse y compartir juntos…

Si a lo anterior le añadimos factores como que cada familia tiene su propia “historia de vida” (y aunque hay muchas familias bien avenidas, en otros casos puede haber historias de desencuentros, asuntos enquistados, mala relación entre algunos miembros…), cada persona tiene sus propias habilidades de manejo interpersonal (lo que modula lo bien o lo mal que se puedan gestionar ciertos temas conflictivos, situaciones incómodas, o comportamientos de otros familiares…), cada uno tiene además sus propias circunstancias y trayectoria vital que puede explicar que ciertos temas o comportamientos resulten molestos (No olvidemos que hacer ciertas preguntas, tocar ciertos temas o adoptar ciertas actitudes pueden generar respuestas emocionales diversas en las personas. En este sentido suele haber temas “complicados” como la situación política, las creencias religiosas, los deportes, para cuándo se animarán a tener hijos, cuándo se echará pareja… etc, etc… con los que convendría tener una sensibilidad especial, si no queremos que se termine discutiendo o generando incomodidad)…. Y por supuesto, el alcohol como factor desinhibidor de la conducta (que puede contribuir a que ciertos temas aparezcan y sean mal manejados o se den comportamientos que no contribuyen al buen desarrollo del evento)…

En este post quiero ofreceros algunas pautas que os pueden ayudar a manejar mejor las reuniones familiares. Ninguna de ellas es una solución mágica, pues en una situación de interacción podemos controlar nuestra conducta pero no podemos controlar completamente la conducta de nuestros interlocutores. Pese a todo, introduciendo cambios en nuestra conducta podemos ejercer cierta influencia indirecta en el desarrollo de la interacción.

Pautas para gestionar mejor las reuniones familiares

  • Detectar los temas con los que uno está “sensibilizado”: Se trata de detectar aquellos temas, comentarios, situaciones…que se pueden dar y que nos provocarán una reacción emocional negativa. El contar con la posible aparición de esos temas nos ayudará a ejercer mayor autocontrol sobre la emoción generada y la forma de gestionarlos de cara al resto.
  • Planificar una respuesta ante ciertos comentarios: Se puede llevar pensada una respuesta asertiva, en tono neutro, que nos permita no entrar en el tema (si no es lo que deseamos) y que no implique faltar al respeto al otro o responder mal…
  • Utilizar la técnica del “Disco rayado” consistente en repetir la misma respuesta sin dar más datos o explicaciones (si no se desea) ante las insistencias o nuevas preguntas sobre el mismo tema por parte de la otra persona.
  • Ir con el firme propósito de no entrar en discusión: El haber realizado esta reflexión y propósito previamente al evento nos ayudará a controlar mejor nuestra conducta, y más si tenemos detectadas las posibles situaciones de conflicto (en esto las experiencias familiares previas pueden ayudar). Aún así, conviene repetirse este objetivo de “No entrar en discusión” durante el evento y más si nos vemos en una situación de riesgo de conflicto. Para ello podemos utilizar lo que los psicólogos llamamos “Autoinstrucciones” (frases que nos decimos a nosotros mismos a modo de “instrucción” que guíe nuestra conducta).
  • No responder de forma impulsiva cuando algo nos moleste: Si hacemos un intento de detectar que algo nos acaba de molestar y pensar lo que queremos decir, si realmente merece la pena decirlo y cómo queremos decirlo, reduciremos la probabilidad de generar una situación tensa, en lugar de responder como un “resorte” ante lo que acaba de suceder.
  • Aplicar estrategias de relajación si se conocen: Alguna técnica de respiración o de relajación muscular puede ayudar a destensar y a distraernos.
  • Ajustar la interpretación que se hace de los comentarios y la conducta de los otros: Es importante comprender que muchos de los comentarios o comportamientos que nos molestan se realizan sin mala intención y se fundamentan en el desconocimiento del otro sobre el impacto que ello tiene. A veces existe una falta de tacto o de habilidades empáticas, pero no una intención de dañar. El contemplar todo esto ayuda a que no reaccionemos de forma tan intensa. En los casos en que pueda existir una mala intención podemos recurrir a las ya mencionadas “Autoinstrucciones”, recordándonos en ese momento lo poco que merece la pena entrar a discutir o anticipando las consecuencias negativas que se derivarán de “entrar al juego”.
  • Optar por “dejar pasar” un comentario a veces es la mejor opción o dar una respuesta asertiva que nos ayude a desmarcarnos del tema o correr un “banco de niebla” (esta última es una estrategia asertiva que a muy grandes rasgos consiste en dar parte de la razón al otro en aquello que sea verdad o en aceptar la posibilidad de que pueda tener razón en algunas cosas… Ej. “Tendré en cuenta esto que me dices…”, “Para la próxima vez lo pensaré”, “Puede que tengas razón en esto…” , “Es una forma de verlo, le daré una vuelta…”…)
  • Si se desea entrar a debatir: No olvidar que todos podemos tener opiniones diferentes y que a veces va a ser imposible convencer al otro de nuestra postura, por lo que este no debe ser nuestro objetivo y tendremos que saber cuándo cortar el debate. Es importante además ser empático y saber ponerse en el lugar del otro, no cortarle cuando esté hablando, practicar la escucha activa (aunque discrepemos), dar la razón en aquello en lo que estemos de acuerdo, mostrar nuestras discrepancias sin alterarnos ni faltar al respeto…
  • Hacer caso a señales externas que nos indican “no seguir por ahí”: En muchas ocasiones hay quien hace comentarios o señales con el fin de cortar el tema o introducir otros nuevos, con el fin de corregir un posible desenlace negativo. Atender a esas señales puede ser una buena forma de controlar nuestra conducta, en este caso apoyándonos en el “control externo”.

Espero que algunas de estas pautas te sean útiles para manejar tus cenas y comidas navideñas, aunque las podrás utilizar en cualquier situación interpersonal con el fin de prevenir un conflicto o manejar el efecto que pueden tener la aparición de ciertos temas o la conducta de otras personas.

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«Las perras de Pavlov»

Acerca de Miriam Rocha Díaz

Psicóloga Colegiada: M-24220. Trabajo como psicóloga de Adultos, Adolescentes y Niños en ITEMA (Instituto Terapéutico de Madrid) y soy tutora del Máster en Terapia de Conducta del mismo centro. Para más información, consultar: Datos de Contacto: Teléfono ITEMA (Instituto Terapéutico de Madrid): 914357595 Email Profesional: rochadiaz.m@gmail.com Web ITEMA: http://www.itemadrid.net/ Más datos sobre mi: Licenciada en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid y Máster en Terapia de Conducta en ITEMA (Instituto Terapéutico de Madrid). He colaborado en diferentes líneas de investigación en los Departamentos de Psicología Biológica y de la Salud y Psicología Social de la UAM.
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