La Misión Mars500, cuyo objetivo era poner a prueba la resistencia psicológica y médica de seis científicos -tres rusos, dos europeos y un chino- a través de un viaje simulado a Marte, finalizó con éxito el 4 de noviembre, tras 520 días de duración.
Durante ese tiempo, los participantes han estado confinados en una nave simulada, situada en el Instituto Ruso de Problemas Biomédicos, en Moscú. En ella se han replicado durante un año y medio las condiciones a las que se podrían enfrentar los astronautas en futuros viajes a Marte (y viajes espaciales en general).
Según la Agencia Europea del Espacio (ESA), ésta ha constituido el experimento psicológico más largo de la historia. Los astronautas han tenido que adaptarse a las condiciones de aislamiento, monotonía, falta de espacio (33 metros cuadrados por persona) y convivencia de un viaje interplanetario. A lo largo del proyecto han realizado 71 experimentos, entre los cuales se ha puesto a prueba una herramienta psicológica basada en la realidad virtual, que ha sido desarrollada por i3BH, un grupo interuniversitario valenciano dirigido por Mariano Alcañiz, Rosa Baños y Cristina Botella.
A través de este sistema de realidad virtual se ha tratado de inducir estados de ánimo positivos y de regular las emociones de los participantes, teniendo en cuenta que iban a estar expuestos a estados de claustrofobia, estrés, ansiedad y depresión y a la pérdida de contacto visual con la tierra.
El sistema les ha permitido “ampliar horizontes” durante el encierro, a través de la simulación de paseos virtuales por parques y paisaje naturales (con acompañamiento de música, narrativas y frases), los cuales estaban diseñados para generar emociones como la tranquilidad o la alegría. Otra de las posibilidades de uso, “El libro de la vida”, permitía a los participantes «rememorar los logros de sus vidas» a través de textos, imágenes y audiovisuales.
Los sistemas de realidad virtual han demostrado ser útiles en el ámbito psicológico al permitir poner en juego ciertos principios de aprendizaje, ayudando de este modo a regular reacciones fisiológicas y emocionales y a afrontar y solucionar diversos problemas. En este caso, a través de la simulación de situaciones agradables o de evocar situaciones gratificantes de la vida de la persona, se ponen en marcha procesos de condicionamiento clásico que explican que se generen emociones positivas. Al ofrecer a la persona (de manera virtual) estímulos agradables, se provocan en ella emociones y estados corporales placenteros (ej. relajación, felicidad…). Por otra parte, la simulación de paseos por espacios abiertos también contribuye a minimizar la sensación de claustrofobia y ayuda a sobrellevar el aislamiento.
¿Por qué es efectiva la realidad virtual como herramienta psicológica?
Para entender esto, debemos tener en cuenta que el cerebro responde del mismo modo ante estímulos reales que ante los virtuales, pues en el momento en que estamos siendo expuestos a estímulos a través de realidad virtual, estos pasan a tener el mismo carácter de realidad que cualquier otro estímulo presente “realmente” en el contexto. Es por ello que la potencialidad de la Realidad Virtual como herramienta psicológica es muy grande.
Los resultados positivos derivados del uso de la realidad virtual en el experimento mencionado, así como otros resultados positivos que vienen siendo demostrados de sus uso en la práctica clínica (ej. tratamientos de fobias, autocontrol con la comida…), podrían contribuir a extender su aplicación a otras misiones espaciales, a personas que sufren encierros prolongados, así como consolidar su uso para el tratamiento de los numerosos problemas para los que viene demostrando su eficacia.
Se puede consultar la noticia en El PAÍS: La tripulación de la Misión simulada a Marte regresa a la Tierra
Miriam Rocha Díaz 