En el post anterior hablábamos del amor no correspondido y del enganche amoroso. Veíamos algunas razones por las que puede costar desengancharnos de alguien y hablábamos de cómo superar el miedo al compromiso y al desamor.
Mencionábamos que el desamor forma parte de la vida y que aunque se trata en muchos casos de algo muy doloroso, es importante aceptarlo como algo que puede ocurrir y aprender a sobreponernos a ello lo mejor posible.
Hablábamos también de aquellos casos en los que la persona insiste en su propósito de conquistar al otro y cómo puede (y debe) llegar un momento en el que tengamos que ser capaces de aceptar la situación y desistir en nuestro empeño. Si la situación nos empieza a provocar sufrimiento, deberemos valorar hasta qué punto nos merece la pena seguir insistiendo en la conquista o seguir enganchados a una relación rota o imposible, y seguidamente debemos tratar de “pasar página” y seguir avanzando por otro camino.
La forma en que afrontemos un desamor depende de las cosas que nosotros hagamos. En este sentido, hay una serie de cosas que nos pueden facilitar el proceso:
Pautas que pueden facilitar el desenganche amoroso
– Eliminar todos aquellos estímulos que puedan recordar a la persona querida: Dificultar el acceso a sus fotos, dejar de seguirla en redes sociales, borrar su número de teléfono, tirar o no tener accesibles objetos suyos…
– Evitar situaciones en las que no podamos encontrar a esa persona: En las etapas iniciales es mejor eliminar cualquier tipo de contacto, para facilitar el desenganche y tomar distancia emocional.
– Evitar pensar en la persona y en la relación: En la medida de lo posible, hay que evitar caer en cadenas de pensamiento relacionadas con la persona querida o con la relación que hemos tenido con ella. Cuando nos involucramos en estos pensamientos y recuerdos aparecen sentimientos negativos (dolor, rabia, frustración…) asociados al rechazo o pérdida que perpetúan el malestar. Cuanto más tiempo dediquemos a estos pensamientos, peor lo pasaremos y más presente seguiremos teniendo el “desamor”, ya que estaremos trayendo todo este asunto al presente de forma recurrente, reavivando constantemente los recuerdos y haciéndolos más sólidos y accesibles.
– Tratar de estar distraídos, hacer planes agradables, estar con gente con las que nos sintamos a gusto: Todo esto ayudará a tener nuestra atención centrada en otras cosas, reducirá la probabilidad de dedicar tiempo a pensar en el desamor y además generará emociones positivas que nos ayuden a minimizar el malestar.
– Poner medios para conocer gente nueva y potenciales parejas: Cuando la persona esté preparada (aunque esto suele requerir un tiempo), puede poner de su parte para favorecer el establecimiento de nuevas relaciones sociales de las que puedan surgir nuevas parejas. Sentir interés por otras personas suele ayudar a olvidar anteriores relaciones.
– Pedir ayuda profesional: En los casos en los que el desenganche resulta excesivamente costoso y problemático y la persona no sabe enfrentarse a ello por sí sola, puede ser de gran ayuda recurrir a un profesional de la psicología, que analice su caso y le dé pautas para manejar mejor la situación. Estos casos son frecuentes en terapia y con una orientación y guía adecuada, la evolución es muy satisfactoria.
*Sobre este tema hablaba recientemente con Fray Martínez, colega de profesión en una entrevista para su web.